viernes, 24 de febrero de 2012

Clavos En La Cerca


Hubo una vez un joven que tenía muy mal carácter. Su maestro y guía le dio una bolsa con clavos y le dijo que cada vez que perdiera la paciencia, debía clavar un clavo en la cerca. El primer día el joven había clavado 37 clavos en esa cerca.

Al paso de las siguientes semanas, mientras aprendía a controlarse, el número de clavos puestos en la cerca empezó a aminorar. El joven descubrió que era más fácil controlar su temperamento que estar poniendo clavos en la cerca.

Finalmente llegó el día cuando por completo ya no perdió el control. Fue y se lo dijo a su Maestro y él le indicó al joven que ahora sacara un clavo por cada día que había podido contener su enojo.

Los días pasaron y el joven pudo al fin terminar y fue y dijo a su maestro que ya todos los clavos habían sido sacados.

El Maestro encaminó al joven y lo llevó junto a la cerca y le dijo: Lo has hecho muy bien, pero mira todos esos hoyos en la cerca, ya nunca será la misma.

Cuando ofendes a alguien con tus palabras, esas frases dejan una cicatriz como estos hoyos. Puedes enterrar un cuchillo en un hombre y sacarlo, pero no importa cuántas veces digas que lo lamentas, la herida va a permanecer ahí. Una herida verbal afecta tanto como una física.

Recuerda que los amigos son en verdad joyas difíciles de encontrar, te hacen sonreír y te alientan a triunfar, te escuchan, celebran lo que haces bien, y siempre tienen su corazón abierto para ti. Si cuentas con un verdadero amigo valora esa amistad como un gran tesoro, y encárgate de ser también un buen amigo para los demás, vale la pena.

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Oscar Amaya © 2016 Algunos Derechos Reservados